Globalización, un desafío constante



La globalización obliga a las organizaciones a operar en mercados interconectados, enfrentando oportunidades y retos como la competencia internacional y la diversidad cultural. 

Por ejemplo, una empresa como Apple integra proveedores de todo el mundo, pero debe manejar diferencias culturales para motivar equipos diversos, similar a cómo una familia multicultural administra sus finanzas considerando monedas diferentes.

La tecnología de la información, con herramientas como computadoras y software, facilita esto al permitir decisiones en tiempo real, pero requiere que los administradores se adapten para mantener la competitividad. En la vida diaria, esto se ve al comprar productos importados o trabajar remotamente con colegas globales. La globalización convierte al mundo en un aliado, pero demanda programas de motivación y manejo de diversidad para superar barreras (Salgado Benítez et al., 2016, pp. 28-30).

En contextos globales, los gerentes deben integrar esfuerzos para lograr objetivos sin fronteras, como en el comercio electrónico. Un ejemplo cotidiano es coordinar un viaje internacional, planificando con eficiencia cultural y tecnológica. Esto refuerza la adaptabilidad en un mundo interconectado (Salgado Benítez et al., 2016, p. 40).

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